Pandora

Krizia Tovar

Los infortunios y vacíos de esta edad arrasan palacios de Gea y Urano, el reino de Poseidón, y la música de Pan muere tras un grito de agonía de una cuerda de su última lira. Nosotros permanecemos dentro de una bola de cristal, frágil y pequeña, a penas con un trémulo beso de Pandora podría romperse.
Roce de labios y sonrisas al son de la avalancha que terminará con esta patria sin leyes. La profecía prohibida yace en la punta de mi lengua mas no he de pronunciarla porque nuestro fin será proclamar. Cadenas de un pasado me atan como a Prometeo mientras Pandora se burla de mí. Nuestros dedos enredados continúan sin considerar otras ideas de libertad.
Cronos forma remolinos en estos días, tú cierras los atajos, me hablas de eternas despedidas, respiras y los colores a tus ojos regresan. ¿Aún no sientes mi piel ser armadura de tus batallas, refugio impenetrable? Tan sólo quiero romper los ladrillos a tu alrededor que no me permiten entrar, algunas noches mi regazo te embriagó con aroma de nepentes, lo sé, no puedes mentirme.
El espejo de mi oscuridad, como las pupilas de Pandora, alimenta el miedo a perderte otra vez. Tú y yo tenemos incrustadas cajas con su nombre en las costillas, Pandora quiere abrirlas y tener devuelta su poder. ¿Nos evaporaremos en la nada?
No tienes que decirlo, te hacen rabiar mis parpados cosidos de llanto impetuoso, sin mirarte controlar mis terremotos. Construyes fortalezas para protegernos de la avalancha que no tarda, pero yo destruyo todo para repararlo otra vez; no quisiera hacerte pedazos por culpa de mis secretos, por culpa de mis pasos sobre arena movediza o mis estrategias, por mis máscaras de zorros y leones… todos mis juegos son obsoletos cuando me abrazas.
Alguna vez fui Galatea y tú mi Pigmalión, ¿o fue al revés? Contándole a Hipnos nuestra historia porque no fuiste ilusión sino recuerdo, por fin hoy estamos juntos en el mismo país… Pandora ríe, ríe, ríe…
En mis pesadillas te materializas como un cazador y un cuervo que intentas atrapar, no comprendo tus razones. Me culpo por la mañana al tener sobre mis desnudos huesos el abrigo de tu piel, todo este tiempo fui una arquera apuntando la flecha a tus mariposas posadas sobre flores; tan sólo fueron voces de sirenas engañándome para destruir con mi propia mano mi hogar. Nunca has sido mi enemigo pero a veces sólo soy miedo porque el mundo está cayéndose como hojas de otoño de una promesa, sabes que no creo en ellas pero en ti sí. Las páginas de amaneceres son de mármol, incendio mi arco hasta las cenizas para mostrarte mis puntos débiles más allá de los talones.
Alza el vuelo una parvada de cuervos y trae un mal presagio: ¿intuición o paranoia?
Si deseas marcharte, regálame sesenta segundos para confesarte todo este amor, para enseñarte a preservarlo como rosa petrificada arropada por páginas de una vieja enciclopedia, verás como el suspiro de la muerte jamás la encontrará.
Si aún quieres mis manos enredadas a las tuyas pelearemos contra Pandora, y en cinco décadas verás nueces colgando de un viejo árbol.
Esperanza, último mal, mas es lo único que tenemos, ¿no es así? Sé que siempre vendrás a rescatar a este cuervo…
No basta para mí escribirte poemas. No me es suficiente ni literatura, ni arte, ni la filosofía o la historia de los hombres para luchar contra Pandora…
A pesar de nuestra vida dentro de esta bola de cristal sujeta por sus manos, perseguidos por una avalancha, nuestras pupilas aún titilan al mirarnos y nuestros dedos todavía forman laberintos. Ahora la dirección del arco es la correcta…
Ya no tengo miedo, ¿y tú?

La autora nos compartió este escrito por correo electrónico.

Tú también manda tus ensayos a: prosanostramx@gmail.com 

Krizia Fabiola Tovar Hernández nació en el Estado de México, en 1996. Algunos de sus escritos aparecieron en las revistas Reflexiones Alternas , PoetómanosAwita de chalePerro negro de la calle y El templo de las mil puertas. Actualmente estudia el último año de la licenciatura en Ciencias Humanas en el Centro Universitario de Integración Humanística.

bty

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