Haikús

Octavio Paz

El mundo cabe
en diecisiete sílabas:
tú en esta choza
.

Hecho de aire
entre pinos y rocas
brota el poema
.

Troncos y paja
por las rendijas entran
Budas e insectos.

Luna reloj de arena
la noche se vacía
la hora se ilumina.

La rama seca
un cuervo
Otoño-anochecer.

Sobre la arena
escritura de pájaros
memorias del viento.

Según Octavio Paz, el haikú es “un organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo. Desde un punto de vista formal, el haikú se divide en dos partes. Uno da la condición general y la ubicación temporal y espacial del poema; la otra, relampagueante, debe contener una elemento activo. Una es descriptiva y casi enunciativa; la otra, inesperada. La percepción poética surge del choque entre ambas. La índole misma del haikú es favorable a un humor seco, nada sentimental. El haikú es una pequeña cápsula cargada de poesía capaz de hacer saltar la realidad aparente”.

Octavio Paz Lozano fue un diplomático, ensayista, y poeta mexicano. Nació en el otrora Distrito federal, el 31 de marzo de 1914 y falleció a los 84 años, en su residencia de Coyoacán, el 19 de abril de 1998, por las complicaciones que le causó el cáncer de huesos que lo aquejaba. A los diecisiete años publicó sus primeros poemas en la revista Barandal (1931). Después, dirigió las revistas Taller (1939) e Hijo pródigo (1943). En un viaje a España contacta con Pablo Neruda y otros intelectuales que posteriormente influyen en su poética. Luna Silvestre llegó en 1933 y el poemario dedicado a la guerra civil española ¡No pasarán! en 1936; Raíz del hombre la publicó en 1937, Bajo tu clara sombra en 1937, Entre la piedra y la flor en 1941 y A la orilla del mundo en 1942.

En 1944, con una beca Guggenheim, pasa un año en Estados Unidos. En 1945 entra en el Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París, Francia. Durante este periodo se aleja del marxismo.

Paz se acercó a la literatura japonesa a lo largo de su vida. En una primera instancia con la relectura de la obra de José Juan Tablada, fallecido en 1945 y a quien consideraba como el introductor del haikú en lengua española. Después, en París, hacia 1950, gracias a los estudios que realizó sobre el budismo Zen de Daisetsu Teitaro Suzuki tuvo otra aproximación a la filosofía japonesa. Luego, en 1952, como diplomático, estuvo al rededor de siete meses en Japón.
En 1954, Octavio Paz publica el ensayo Piedras sueltas, que aparece en la sección Semillas para un himno, de Libertad bajo palabra; en todos ellos es evidente la
influencia del haikú. Y, poco después, escribe el ensayo Tres momentos de la literatura japonesa.
Fundamental para comprender en qué sentido había asimilado Paz su contacto con Japón. Además, es un esbozo para comprender la historia de la literatura japonesa desde la literatura femenina de Murasaki Shikubi y Sei-Shonagon en el siglo x hasta el haikú de Basho- y, al mismo tiempo, poética que ofrece unas pocas claves para la interpretación de aquellos modos literarios.

En 1981 fue galardonado con el Premio Cervantes. Y en 1990 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

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